El panorama de consumo actual es dinámico, tanto como las tendencias en redes. Hoy en día, las cadenas de suministro se enfrentan a un desafío creciente: la gestión de productos que experimentan picos de demanda viral, como el fenómeno Labubu. Este juguete, junto con otros como Jellycats y Squishmallows, ha ganado una popularidad masiva impulsada por plataformas como TikTok, que actúan como un canal de ventas instantáneo. De acuerdo al medio Supply Chain Xchange, este tipo de demanda, marcada por su rapidez e imprevisibilidad y fenómenos culturales pasajeros, pone en jaque los métodos tradicionales de pronóstico basados en datos históricos, obligando a las empresas a repensar sus estrategias de planificación.
La manufactura de la mayoría de estos juguetes se realiza en el extranjero, lo que introduce complejidades inherentes a la cadena de suministro, como los extensos tiempos de producción y los posibles retrasos en el envío. Estas demoras se ven exacerbadas por factores como problemas geopolíticos, congestión portuaria y escasez de materias primas. Esto genera que, incluso si una empresa logra identificar una tendencia viral en sus primeras etapas, la reposición del inventario pueda tardar semanas o meses, períodos en que la tendencia podría haber disminuido, generando un exceso de stock no deseado.
Para enfrentar estos desafíos, la agilidad en la cadena de suministro es primordial. Los equipos de Procurement y logística deben buscar socios de transporte flexibles y capacidades multimodales para gestionar la presión sobre la capacidad de flete y cumplimiento. Las operaciones de almacenamiento exigen adaptabilidad, una reconfiguración de los flujos de trabajo, y la priorización de visibilidad de la demanda, incluso activando centros de cumplimiento temporales.
Sin embargo, la gestión interna no lo es todo. La necesidad de acceso inmediato a una fuerza laboral temporal capacitada, y una arquitectura tecnológica escalable son cruciales para evitar sobrecargas del sistema y garantizar una experiencia positiva para el cliente. Además, las expectativas de entrega inmediata por parte del cliente final impulsan a los minoristas a adoptar plataformas de crowdsourcing, retiros en tienda y centros de cumplimiento regionales, exigiendo velocidad y proximidad en la última milla. La solución, aseguran los expertos, radica en construir cadenas de suministro que sean receptivas a las tendencias, digitalmente conscientes y diseñadas para escalar en tiempo real, priorizando la observación, la velocidad y la adaptabilidad.
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