18 de Agosto, 2025
Un solo sensor puede detener una línea de producción entera. Un avión comercial moderno lleva más de 6,000 sensores que miden desde la temperatura en cabina hasta la vibración del tren de aterrizaje. En el mundo industrial, la dependencia es igual o mayor, y ahora muchos de esos sensores son “inteligentes”: incorporan IA para predecir fallas y optimizar el rendimiento.
En 2025, el Índice Wherex para Sensores Industriales sube un 8.21% en lo que va del año, y se ha mantenido estable en los últimos 3 meses. En pocas palabras: los precios han subido con fuerza este año, pero en el último trimestre dejaron de crecer. Detrás hay factores globales, avances tecnológicos como la IA, y condiciones regionales que marcan el futuro de esta categoría clave.
El índice muestra un alza sostenida este año, tras varios ciclos de subidas y estabilizaciones desde 2018.
Fabricar sensores industriales requiere insumos muy expuestos a la volatilidad global, lo que explica parte de la subida de precios este año:
En la mayoría de los países de Latam, la producción local de sensores es prácticamente inexistente. La región depende de envíos que recorren miles de kilómetros desde Asia, Europa o Norteamérica, ingresando a través de importadores y distribuidores especializados. Esta dependencia externa deja a las empresas expuestas a cambios bruscos en precios y disponibilidad.
La demanda está fuertemente concentrada en sectores como minería, energía, alimentos, transporte y salud. En todos ellos, un sensor es mucho más que un accesorio. Puede ser la diferencia entre una operación fluida y una parada que cuesta millones. Este valor estratégico explica por qué, incluso con precios al alza, las compras se mantienen.
Impulsada por la automatización, el Internet de las Cosas (IoT) y el mantenimiento predictivo, la renovación de sensores se ha vuelto más anticipada y planificada. Las grandes licitaciones suelen ir a marcas globales como Siemens, Omron o Honeywell, que ofrecen soporte técnico robusto y reputación comprobada. Sin embargo, los fabricantes OEM asiáticos están ganando terreno con precios competitivos, entregas rápidas y modelos que se adaptan a diferentes estándares de conectividad.
La incorporación de inteligencia artificial en los sensores está transformando la forma en que se planifican y ejecutan las compras. Estos dispositivos ya no solo miden, sino que analizan datos en tiempo real para anticipar fallas, lo que puede reducir paradas no programadas hasta en un 30%. El salto proyectado del mercado global —de 45 mil millones de dólares en 2024 a 102 mil millones en 2030— refleja la velocidad de adopción de esta tecnología, pero también sugiere un escenario con riesgos: mayor dependencia de software y conectividad, y posibles vulnerabilidades de ciberseguridad en entornos industriales.
Para los equipos de compras en Latam, esto abre la puerta a estrategias más proactivas: integrar la planificación de adquisiciones con los programas de mantenimiento, negociar contratos que incluyan reposición anticipada y considerar el valor total que aporta un sensor inteligente, más allá de su precio inicial, sin perder de vista que el avance tecnológico también exige evaluar la resiliencia y seguridad de las soluciones adoptadas.
Los precios de los sensores reaccionan rápido a disrupciones globales. En Latam, donde la logística añade tiempo y costo, planificar con anticipación y diversificar proveedores es tan importante como negociar el precio.
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