21 de Julio, 2025
La logística en América Latina está viviendo un momento crucial. Su creciente fragmentación obliga a la región a replantear las estrategia para consolidarse como socio estratégico de sectores vitales como alimentos, energía, minerales críticos y manufactura ligera. Para poder comprender el rol que actualmente está jugando LATAM en la economía internacional, es necesario contextualizar su posición dentro de las economías internacionales: el primer trimestre del 2025, por ejemplo, estuvo marcado por el crecimiento comercial de Estados Unidos y la Unión Europea. El comercio Sur-Sur, por su parte —y solo excluyendo al este asiático—, presentó cifras negativas. Esto significa un riesgo para la integración de América Latina en las nuevas redes logísticas globales, ya que sus exportadores no logran compensar la debilidad de los flujos intrarregionales.
Este desempeño es el resultado de muchos factores operando en simultáneo. De acuerdo al sitio especializado en economía y logística Movant Connection, el endurecimiento de las políticas industriales, como los subsidios y los requisitos de contenido nacional, están alterando los flujos tradicionales de inversión y producción. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha advertido sobre posibles efectos en cascada, que podrían terminar afectando eslabones logísticos que no están directamente implicados en esas medidas. Ahora, las cadenas logísticas regionales demandan una reevaluación urgente en las prioridades de inversión en puertos, corredores bioceánicos, centros de distribución y tecnología aplicada a la trazabilidad, siendo la agilidad en la adaptación a nuevos flujos comerciales un factor clave para mantener a Latinoamérica en la carrera.
Afortunadamente, hay buenas noticias entre tantos desafíos. El crecimiento del comercio de servicios —especialmente digitales— y la resiliencia de sectores como el farmacéutico, ofrecen un margen para la diversificación de la matriz exportadora regional. Un posible modelo a seguir es el de África: el fuerte crecimiento de sus exportaciones, impulsado por su integración con Asia, puede servir de referencia para que LATAM se articule con sus socios regionales.
Hay algunos indicadores logísticos globales que marcan una recuperación comercial, como el Baltic Dry Index y el Shanghai Containerized Freight Index, sin embargo, los mercados están lejos de estabilizarse. La responsabilidad de la región es encontrar una nueva posición comercial e impulsar una agenda logística integrada, resiliente y adaptada.
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