19 de Junio de 2025
Los primeros efectos de la guerra entre Irán e Israel comienzan a sentirse. La navegación de más de 900 buques en el Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico sufrió fallos masivos en sus señales durante el fin de semana del 14 de junio. De acuerdo a Starboard Maritime Intelligence y Bloomberg, los buques mostraron movimientos erráticos, incluyendo trayectorias inesperadas o apariciones en tierra. Esta situación acentúa la dependencia de radares, brújulas y control humano, incrementando la posibilidad de colisiones.
De acuerdo al medio especializado en transporte naviero Mundo Marítimo, esto representa un riesgo crítico para la logística internacional y la seguridad del abastecimiento por mar. El Centro Conjunto de Información Marítima (JMIC), una fuerza naval internacional, advirtió sobre una “interferencia extrema” de señales, procedentes desde el puerto iraní de Bandar Abbas. Si bien se descartó un posible bloqueo del Estrecho de Ormuz —por donde transita más de una cuarta parte del comercio global de petróleo—, la urgencia por la visibilidad de los buques se alza como una de las principales preocupaciones del comercio marítimo.
Este incidente está generando incertidumbre para las cadenas de suministro. Aunque hay analistas que dudan que Irán cierre Ormuz, por su dependencia de los ingresos petroleros, el incidente pone un ojo sobre la vulnerabilidad de las operaciones marítimas frente a las tensiones geopolíticas y la importancia de la gestión de riesgos en la distribución.
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