05 de Septiembre, 2025
El alza en el costo de los alimentos —especialmente de productos como el chocolate, la mantequilla y los huevos— ejerce una presión considerable en las cadenas de suministro globales. Las principales causas son las malas cosechas, el cambio climático que afecta los rendimientos del cacao, la inflación del alimento para el ganado y brotes de enfermedades como la gripe aviar. El Consorcio Británico de Minoristas —BRC— reportó una tasa de inflación alimentaria del 4.2% en el año hasta agosto, la subida más pronunciada desde febrero del año anterior.
El aumento de precios se origina en una combinación de alta demanda, una oferta más restringida y mayores costos laborales, según Helen Dickinson, directora ejecutiva del BRC. A diferencia de los bienes manufacturados, muchos alimentos no tienen sustitutos fáciles. Esto otorga a los productores de ingredientes un mayor poder de negociación. Los fabricantes de alimentos deben absorber los costos o transferirlos a los minoristas, lo que a menudo lleva a una racionalización de su oferta de productos.
Para enfrentar la situación, las empresas recurren a diversas estrategias. Los minoristas utilizan promociones de productos no alimentarios y la shrinkflation —la práctica de reducir el tamaño de los productos sin bajar el precio—. A largo plazo, algunas compañías como Mars invierten en soluciones científicas —como la tecnología de edición genética CRISPR— para desarrollar plantas de cacao más resistentes. Otras, como Hershey, reducen su dependencia de ingredientes costosos.
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