30 de Mayo de 2025
La industria de transporte por carretera enfrenta la crisis más grande de la historia. La recesión, que comenzó en marzo del 2022, fue bautizada como Great Freight Recession —o Gran Recesión de Carga—. Y su consecuencia principal es la gran cantidad de empresas de transporte por tierra que se han declarado en quiebra.
La pandemia del Covid-19 trajo consigo altas tarifas de transporte, estímulos gubernamentales y bajas tasas de interés en los créditos bancarios, esto generó una importante afluencia de nuevas empresas de transporte terrestre, sin embargo, el mercado terminó por tener más oferta de la necesaria, y provocó un colapso en las tarifas. Para evitar la bancarrota, muchas empresas recortaron costos. Su mayor gasto, el salario de los conductores, fue lo más difícil de reducir, ya que los transportistas experimentados y documentados se resistieron a las reducciones. Por eso, muchas pequeñas empresas recurrieron a la contratación de conductores sin permisos.
Seegún el medio especializado en transportes FreightWaves, los trabajadores indocumentados solían obtener licencias de conducir comerciales (CDL) en Estados Unidos sin aprobar el examen CDL local. Algunos estados aceptaban CDL extranjeras sin verificar las calificaciones de los conductores, lo que generó que muchos conductores inexpertos operasen camiones de más de 35,000 kilos. Esto, sumado al poco dominio del inglés de algunos camioneros, complicaban las operaciones. Estos trabajadores indocumentados solían aceptar salarios más bajos como respuesta a la pobreza en sus países de origen, sin embargo, las malas condiciones laborales y los equipos inseguros se convirtieron en su principal piedra de tope.
Esto tuvo un doble efecto para el mercado del transporte: por una parte, la obtención de costos más bajos, que llevó a la quiebra a muchas empresas que sí cumplían con las normativas. El exceso de transportistas sin preparación, además, aumentó el peligro en las carreteras, como lo demuestran las crecientes tasas de mortalidad que involucran a camiones de carga pesada.
Ahora, la administración de Trump intenta frenar esta competencia desleal aplicando estándares más estrictos sobre las CDL y el dominio del inglés para los conductores. Quienes no cumplan con la normativa pueden ser puestos fuera de servicio y hasta enfrentarse a una posible deportación.
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