27 de Junio, 2025
La Fórmula 1 es la cumbre del automovilismo mundial. Carreras que pueden tener más de 300 kilómetros de extensión y autos aerodinámicos y personalizados que pueden correr hasta los 354 kilómetros por hora. Fue el deporte de artistas como Ayrton Senna, Michael Schumacher, Lewis Hamilton, Juan Manuel Fangio, y Alain Prost. Este circuito, que comenzó oficialmente en 1950, pero cuyas bases se asentaron a principios del siglo XX —con autos bastante más lentos e inseguros que los actuales—, no se basa solo en la velocidad. También en la logística.
Y es que los esfuerzos que requiere llegar a correr a la pista es titánico. ¿Cómo hacer llegar autos, equipamiento y equipo técnico a una competición que se da en múltiples países en 5 continentes, en plazos ajustados y con equipos compitiendo en más de un lugar a la vez? Pues con eficiencia, planificación y operaciones internacionales.
Los equipos de la Fórmula 1 suelen ser grandes y variados. Mueven equipos de alrededor de 100 personas y 50 toneladas de carga a cada carrera. Entre las primeras prioridades de los equipos están la planificación detallada y el esfuerzo para que las transiciones entre lugares sean fluidas. Por lo general, una temporada comienza a planificarse antes de que termine la actual.
Sin embargo, cada circuito demanda un plan logístico distinto. En cuanto a las carreras europeas, por ejemplo, todo suele transportarse por carretera. En las carreras internacionales, por otro lado, es todo un poco más complejo. Todo el equipo que no está directamente relacionado con la mecánica del automóvil —como pueden serlo el mobiliario de oficina u otros artículos económicos y menos voluminosos— se envían por mar. La carga llega al buque con el objetivo de reducir los costos, transportar el equipo de forma más sostenible y luchar contra la propia huella de carbono del circuito. Por lo general, esto debe hacerse con una planificación de plazos digna de relojería: en enero, el equipo se envía por mar a las primeras carreras de la temporada. Así se aseguran de que todo llegue a tiempo.
Cada equipo dispone de unos 5 juegos de cargamento marítimo. Cada cargamento lleva el mismo equipo, que pasa todo el año en portacontenedores. Por lo general, es más fácil para los equipos tener artículos duplicados en todo el mundo que enviarlos por avión a cada carrera. Así, se aseguran de que el cargamento llegue con tiempo de sobra, incluso si los equipos y los miembros del plantel llegan a toda prisa, directamente desde otra carrera.
El equipo más importante, que incluye todo lo que tiene que ver con los autos, se transporta por avión entre carreras. De hecho, las piezas nuevas pueden transportarse por avión incluso durante el mismo fin de semana de la carrera. Por las demandas y la alta especificidad de los autos, no es raro que un miembro del equipo corra hasta la fábrica, recoja una pieza vital y la guarde en su equipaje de mano, solo para dirigirse a la pista. Apuestas perfectibles, claro, pero también sentido de urgencia y velocidad.
Para cada carrera, se embalan palés prioritarios con lo esencial para montar el garaje. Así se aseguran de que el equipo de montaje pueda preparar el paddock cuando el resto del personal llegue. Para garantizar la equidad entre equipos, ninguno puede comenzar a construir en carreras fuera de la pista hasta que haya llegado toda la carga. Las reglas prevén que mediante este método todos tendrán el mismo tiempo para prepararse.
Sin embargo, los equipos relativos a la carrera no son lo único necesario. Los centros de retransmisión requieren su propia, compleja y urgente logística. Se necesitan más de 60 kilómetros de cableado, que transmiten las imágenes de las 126 cámaras, para garantizar que espectadores de todo el mundo puedan ver las carreras desde ángulos imposibles. La precisión es la clave.
Después de que las carreras terminan, los equipos técnicos corren su propia maratón para empacar con rapidez. El equipo que ya no se necesita suele empacarse a medida que el equipo de trabajo avanza, y en menos de ocho horas después de la carrera, todo suele estar retirado del circuito. Los autos se desmontan por completo, y cada componente se coloca en su propio empaque de espuma. A veces, después de envolverlo en plástico de burbujas, en caso de que la pieza requiera precaución adicional. Si no hay una carrera consecutiva después de la recién finalizada, los autos se trasladan en avión a la fábrica, donde los revisan y vuelven a pintar.
Las carreras a los aeropuertos requieren su propia supervisión. Es necesario garantizar que no haya obstáculos y poder tener un viaje sin contratiempos. Lo mismo con las complejidades aduaneras, climáticas o cualquier otra potencial piedra de tope. Esto suele implicar el uso de softwares avanzados y datos en tiempo real. Durante la intensa temporada europea, donde se corren varias carreras consecutivas, los suministros principales se transportan en camiones, que cuentan con una tripulación doble —o hasta triple— para asegurarse de no tener que parar a descansar en ningún momento. Ahora, la carrera también se traslada a las carreteras. Cada segundo en el camino es crucial, y un retraso de apenas unos minutos puede tener consecuencias desastrosas en la pista.
Actualmente, el principal socio comercial para la logística de la Fórmula 1 es DHL. El primer contrato con la competición de automovilismo se cerró el 2004, y desde entonces, la colaboración no ha parado. La empresa de transporte se encarga del movimiento de carga, y cada año puede mover hasta 1,400 toneladas de equipos.
Actualmente, los desafíos de la Fórmula 1 no son solo logísticos, sino que también están buscando sostenibilidad en sus operaciones y estrategias logísticas. Hoy por hoy, el compromiso es llegar a las cero emisiones netas para 2030. Los desafíos de DHL como su socio principal, implica nuevas medidas de logística ecológica, como el uso de camiones movidos por biocombustible —medida que comenzó a aplicarse en la etapa europea de 2023—. Ya han reducido su huella de carbono en un 83% por camión durante la etapa europea, mientras que el uso de aviones Boeing 777 de bajo consumo ha reducido las emisiones en un 17% en comparación con los aviones tradicionales.
Transportar alrededor de 100 personas y 50 toneladas de carga por todo el mundo cada fin de semana no es una tarea fácil. Implica una orquestación compleja, precisión absoluta y convicciones claras: aquí no hay margen de error. Un solo contratiempo puede costar una carrera, y no solo para los pilotos, sino para fanáticos de todo el mundo.
Aunque las cadenas de suministro pueden pasar desapercibidas en los eventos deportivos más importantes del mundo, los equipos de abastecimiento tienen logros tan grandes como los que ocurren en la pista, manteniendo a los circuitos actualizados, competitivos y siempre en movimiento.
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