El crimen se toma los caminos. México vive un auge en el robo de metales

Las carreteras mexicanas se inundan de inseguridad. El creciente robo de metales —principalmente acero, aluminio y cobre— se ha convertido en un problema para la cadena de suministro. Según The Logistics World, el robo de estos materiales aumentó tres puntos porcentuales en el segundo trimestre de 2025 interanual. Esto convierte a los metales en objetivos estratégicos para las bandas. Los robos se concentran en un corredor industrial que incluye Puebla, Guanajuato y San Luis Potosí. Los ataques suelen ser calculados y su objetivo es impactar las economías regionales.

El 80% de estos robos ocurren entre el miércoles y el viernes, entre las 03:00 y las 06:00 de la mañana, horas en que los delincuentes aprovechan la oscuridad y el cansancio de los conductores. Su principal método de atraco es interceptar los camiones —tanto en movimiento como en paradas forzadas—. La sofisticación de estos grupos se refleja en incidentes como el robo de 240 toneladas de concentrado de oro, plata, zinc y plomo de la mina Peñasquito. También en el robo de 33 toneladas de oro y plata a la minera Bacis. Los analistas aseguran que los metales tienen una alta demanda en el mercado negro, y que el valor actual de los metales en el comercio exterior impacta en la seguridad de las cadenas logísticas. 

El robo de carga es un riesgo sistemático, que amenaza la competitividad de sectores clave. Los delincuentes han aprendido a utilizar la logística nacional como un mapa de oportunidades. Estos eventos reflejan una vez más la necesidad de una gestión de riesgos robusta en la cadena de suministro, y la implementación de soluciones tecnológicas para mitigar este tipo de amenazas.

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