Inteligencia artificial: de la integración personal a la corporativa

Inteligencia artificial: de la integración personal a la corporativa

Jorge Orozco Por Jorge Orozco

16 de Junio, 2025

Hace poco tiempo viajé a Orlando. Había sido invitado a un foro de tecnología, y también aproveché esos días para pasear. Entre tantas atracciones, tiendas y cosas por hacer, dudé sobre qué visitar primero y cómo organizar mi agenda. Primero comencé a googlear, y después a hacer escenarios asistidos. Ahí fue cuando me di cuenta de algo: la IA estaba decidiendo casi todo por mí. Me recomendaba lugares y me daba horarios optimizados. Usé Copilot para planificar casi todo: desde opciones de renta de auto, pasando por estacionamientos en los aeropuertos, parques y hoteles, hasta sugerencias de atracciones en parques temáticos basados en la popularidad y horas punta de afluencia, e incluso las mejores recomendaciones para ir de compras dentro la ciudad.

Sin notarlo, estuve al centro de una cantidad de información recopilada por datos de miles de usuarios, conveniencia y distancia. Comencé a confiar en un sistema que estaba aprendiendo de mis preferencias y ayudándome a decidir mejor. 

Entonces, antes de que acabase el viaje, me pregunté: ¿qué pasaría si también sumamos esto a nuestra operación diaria en supply chain? 

De la experiencia personal a las preguntas profesionales

Volviendo a México, y a mi rol como director de cadena de suministro en Diltex Brands, me puse a leer un estudio reciente de KPMG sobre inteligencia artificial generativa en Procurement. Me llamaron la atención las tres fases de adopción que planteaban

  1. Fase 1: usar la IA para tareas simples y rutinarias, como escribir una estrategia de categoría o estructurar un RFP.
  2. Fase 2: integrar herramientas más sofisticadas que ya traen la IA aplicadas a funciones específicas.
  3. Fase 3: rediseñar todo el modelo operativo de la organización con la IA en el centro, orquestando decisiones empresariales y abarcando desde soluciones individuales hasta modelos más complejos y comunes a toda la compañía, ofreciendo una amplia gama de información sobre el negocio y las operaciones.

Y, la verdad, hoy estoy en la fase 1. Explorando, preguntando, probando con lo que tengo a mano. Y eso ya es un gran avance. 

Si bien comenzamos por la experimentación y las tareas simples, en mi equipo ya estamos pensando en los casos de uso que podrían hacernos la vida más fácil con IA. Algunas de estas ideas aún están en evaluación, otras ya comenzamos a probarlas con algunos de nuestros proveedores tecnológicos. La lista incluye:

  • Automatizar la redacción inicial de RFPs o estrategias por categoría. Ya estamos usando IA para categorizar automáticamente productos y agilizar la generación de solicitudes, e incluso para responder preguntas frecuentes de proveedores durante los procesos.
  • Simular escenarios de inventario y demanda cruzando promociones, estacionalidad y riesgos.
  • Obtener insights rápidos de performance de proveedores sin tener que revisar 20 reportes distintos (en algunos procesos, ya estamos usando IA para asistirnos en la evaluación de ofertas recibidas).
  • Contar con una IA que revise contratos y nos alerte de riesgos antes de que llegue al área legal.
  • Pronóstico de la demanda con modelos predictivos y aprendizaje automático.
  • Gestión de rutas y logística.
  • Automatización de almacenes con autoaprendizaje.
  • Mantenimiento predictivo en los equipos.

Con esas conversaciones en la cabeza, hemos seguido enfrentándonos al desafío de la integración de la inteligencia artificial. Son puntos de partida. No necesitamos una transformación gigante de un día para otro. Sin embargo, sí es importante comenzar a probar en serio, y aprender haciendo. A fin de cuentas, es una asistencia que debe educarse día a día para que su apoyo en el cumplimiento de objetivos se logre. Así como mi teléfono pudo recopilar información de miles de usuarios, sumado a mis propios intereses para crear mi ruta en otra ciudad, cualquier sistema integrado de IA debe aprender de nuestros desafíos, dolores e inquietudes para convertirse en un verdadero apoyo. 

No se trata de ser expertos, se trata de no quedarse atrás

No soy un experto en inteligencia artificial, sin embargo, como muchos otros líderes de supply chain, mi responsabilidad no es saberlo todo, sino empezar a entender cómo esto nos afectará, y cómo puede ayudarnos

Esto ya se ha dicho antes, pero la IA no está para reemplazarnos. Sin embargo, sí podría reemplazar a quien no sepa cómo usarla. 

Por eso, me gustaría dejar estas preguntas abiertas, que me sigo haciendo a diario:

  • ¿Cómo entreno a mi equipo para esto?
  • ¿Qué herramientas vale la pena probar primero?
  • En caso de que la integración funcione ¿qué tan preparados estamos para escalar?
  • ¿Dónde están los verdaderos riesgos… y las verdaderas oportunidades?

No tengo todas las respuestas, sin embargo, sé cómo llegar a ellas: probando. Y, si de algo estamos seguros en mi equipo, es que el momento para subirse al carro es ahora

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