12 de Junio, 2025
Probablemente no hayas oído hablar de las tierras raras hasta que explotó la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Partamos por lo primero: son esenciales y están en muchísimos aparatos —desde los de uso diario, como los teléfonos, hasta los sistemas de defensa de algunos países—. Lo segundo: no son tierras de las que se obtienen minerales específicos. Tierras raras es el nombre que se le da a un grupo de 17 elementos químicos.
Con esto claro, prosigamos. Pocas personas saben —o sabían antes de los aranceles— por qué las tierras raras eran tan importantes. Este grupo de minerales es crítico para la vida moderna. Tanto así, que ahora mismo está en el centro de las negociaciones geopolíticas de alto riesgo, y su rol en las cadenas de suministro globales se ha vuelto crucial, especialmente a medida que aumentan las tensiones sobre el sourcing global y el acceso y distribución de materias primas.
Puede sonar contradictorio, pero las tierras raras no son, en realidad, tan raras. Este grupo de elementos se encuentra en la corteza terrestre. Lo que sí es particular, es encontrarlas en formas concentradas que sean fáciles de extraer. Sus elementos clave incluyen materias como el neodimio, el lantano, el cerio y el disprosio. Todos estos elementos se usan para fabricar imanes potentes, catalizadores, baterias y otros componentes que se encuentran en aparatos electrónicos y tecnologías de energía sustentable. Se encuentran en vehículos eléctricos, turbinas eólicas, smartphones, luces LED y sistemas militares avanzados, como misiles guiados o aviones de combate.
Sin acceso a estos materiales, la producción de muchas tecnologías avanzadas corre el riesgo de detenerse por completo.
Actualmente, China domina la cadena de suministro de tierras raras, representando más del 70% de la producción mundial y más del 85% de su procesamiento. El procesamiento, en este caso en particular, es crucial. Aunque otros países tienen tierras raras, estas suelen enviarse a China, que dispone de infraestructura para la compleja separación química y los refinados procesos que los convierten en materiales utilizables. Esto convierte a la tierra de Xi Jinping en un centro de distribución global y, por supuesto, en quien tiene la última palabra en los acuerdos comerciales.
Con China controlando la minería y el procesamiento, las disrupciones políticas impactan las cadenas de suministro globales. En 2010, por ejemplo, China cortó la exportación de tierras raras a Japón por una disputa diplomática, causando aumentos de precios globales en los productos relativos a la industria nipona.
La tensión geopolítica entre Estados Unidos y China ha llevado, inevitablemente, a buscar alternativas. Actualmente, EE. UU. y la Unión Europea han estado financiando fuentes alternativas y programas de reciclaje, sin embargo, esto involucra generar y desarrollar nuevas cadenas de suministro. Algo que lleva tiempo, experiencia e inversiones millonarias. Se estima que las instalaciones de procesamiento podrían llevar de 10 a 15 años, además de aprobaciones regulatorias y de cumplimiento ambiental.
También es importante considerar que la guerra arancelaria no es la única tensión geopolítica que se está desarrollando. Ucrania, por ejemplo, es un país rico en tierras raras, y ha atraído el interés de Estados Unidos como un potencial proveedor alternativo. Sin embargo, la guerra con Rusia complica las discusiones. Algo que deja ver que la obtención y procesamiento de las tierras raras se extiende mucho más allá de las relaciones comerciales.
Pero la minería es solo una parte de la ecuación —una incluso menor, podríamos decir—. Si bien hay países como Australia, Canadá y los mismos Estados Unidos que pueden extraerlas, el verdadero cuello de botella es su procesamiento químico. Una tarea que no solo es compleja en términos de inversión, sino también ambientalmente sensible. China ha pasado décadas construyendo su sistema de procesamiento, muchas veces aceptando impactos ambientales a los que otros países son reacios.
Algunos fabricantes de automóviles están en una carrera para encontrar soluciones alternativas al dominio chino sobre las tierras raras, que permiten que los motores funcionen a alta velocidad y temperaturas. Sin embargo, si no lo encuentran, podrían detener la producción de automóviles en cuestión de semanas. Otras compañías han decidido trasladar directamente sus operaciones a China para evitar cierres.
Aquí es donde se tensa la cadena de suministro: según el Wall Street Journal, algunas ideas —aún bajo revisión— incluyen producir motores eléctricos en fábricas chinas o enviar motores fabricados en Estados Unidos a China para la instalación de los imanes. Trasladar la producción al gigante asiático como una forma de eludir los controles de exportación también se ha alzado como una posibilidad, ya que las restricciones solo cubren los imanes, no las piezas terminadas.
Es sabido que la guerra arancelaria declarada por Trump tiene como objetivo, en parte, repatriar manufacturas y potenciar industrias locales. Trasladar la producción a China representaría una victoria notable de China por sobre Estados Unidos.
Pero China también tiene exigencias. Ahora, comenzaron a demandar que las empresas soliciten permiso para exportar imanes fabricados con tierras raras, incluidos el disprosio y el terbio.
Hacer que una pieza viaje hasta el otro lado del mundo para la instalación de un imagen del tamaño de un chicle aumenta los costos y tiempos de fabricación, sin embargo, las empresas lo ven como una de las pocas alternativas viables para evitar el cierre de sus líneas de producción. Si bien esto podría generar que los fabricantes paguen aranceles adicionales, detener la manufactura no es una opción.
Si bien las compañías automotrices también emprendieron su propio viaje para encontrar fuentes alternativas de tierras raras en Europa y Asia, ninguna de estas fuentes proporcionaría suficientes imanes para satisfacer la demanda de la industria automotriz.
Según Hildegard Müller, presidenta del grupo de presión de la industria automotriz alemana, tener ciertas licencias no es suficiente para asegurar una producción fluida. Y, si la situación no cambia rápidamente, será imposible descartar retrasos o incluso detenciones en la producción. En Estados Unidos, por ejemplo, Ford Motors cerró la producción de la Ford Explorer en su planta de Chicago durante una semana en el mes de mayo, debido a la escasez de tierras raras.
Las tierras raras se usan mayoritariamente en la elaboración de vehículos eléctricos e híbridos, sin embargo, también se encuentran en menor medida en los vehículos convencionales. Aunque en este momento, aumentar la producción de automóviles gasolineros no es una solución posible, ya que se estarían vulnerando estándares federales de economías de combustible, lo que podría representar multas significativas.
De acuerdo al Wall Street Journal, se suponía que China había alivianado los controles de exportación de imanes de tierras raras como parte del acuerdo de la tregua arancelaria de 90 días con EE. UU., sin embargo, el país ha ralentizado las aprobaciones de las licencias. Trump acusó a China de violar el acuerdo, sin embargo, los voceros de Xi Jinping aseguran que ellos no son los culpables, alegando medidas discriminatorias y restrictivas por parte de Washington. Algunas de estas incluyen la restricción de las exportaciones de chips de IA y la revocación de visas para estudiantes chinos, convirtiendo la guerra arancelaria en una de integración entre ambos países.
Pero parece que las negociaciones por fin están llegando a buen puerto. En una publicación en su plataforma Truth Social el miércoles 11 de junio, Trump aseguró que China suministraría tierras raras e imanes críticos por adelantado. A cambio, los estudiantes chinos podrán seguir asistiendo a universidades y colegios estadounidenses. “ESTAMOS OBTENIENDO UN TOTAL DE 55% DE ARANCELES, CHINA ESTÁ OBTENIENDO UN 10%”, aseguró Trump. Así mismo, con mayúsculas.
La publicación de Trump detalló algunos aspectos de un marco negociado rápidamente, durante dos días en Londres, que según los funcionarios haría que la tregua comercial vuelva a encarrilarse y reduciría las tensiones entre ambas economías.
“Las dos economías más grandes del mundo han llegado a un acuerdo de apretón de manos para un marco“, dijo el Secretario de Comercio, Howard Lutnick. “Comenzaremos a implementar ese marco con la aprobación del presidente Trump, y los chinos obtendrán la aprobación de su presidente Xi, y ese es el proceso”. Un alto negociador chino, Li Chenggang, asintió a los comentarios de Lutnick, diciendo que ambas partes “acordaron en principio”.
El equipo de negociación chino, liderado por el vice primer ministro He Lifeng, negoció duramente pidiendo a la parte estadounidense que relaje las restricciones sobre la venta de tecnología y otros productos a China. Sin embargo, las partes no ahondaron en todos los aspectos de la negociación, lo que sigue generando incertidumbre sobre la tregua comercial. La falta de información sugiere que la parte estadounidense necesitará la aprobación directa de Trump para deshacer algunos de estos controles. Christopher Wood, jefe global de investigación de estrategia de renta variable en Jefferies en Hong Kong, dijo que la reunión de Londres “parece un control de daños, pero parece que han vuelto a encarrilar las cosas”.
Aun así, aseguró que queda claro que el problema de las tierras raras deja en evidencia el verdadero poder de Beijing. Ahora, con la escasez que amenaza la capacidad de los fabricantes de automóviles para mantener sus líneas de producción funcionando, EE. UU. ha tenido que volver a sentarse a negociar, mientras China enfatiza, con relajo, que fue Washington quien solicitó las conversaciones y la revisión de los acuerdos.
En el mediano plazo las tierras raras seguirán siendo una parte crítica de las cadenas de suministro globales. Su importancia estratégica solo crecerá a medida que aumente la demanda de una tecnología limpia y una manufactura avanzada. Si bien se ha llegado a ciertos acuerdos, parece que la decisión sobre una parte crítica de las cadenas de abastecimiento recae en las decisiones de Xi Jinping.
Si quieres leer los reportajes de Wall Street Journal completos, puedes revisarlos aquí y aquí.